[J 1:19-37]
19 Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: «¿Quién eres tú?».
20 Él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: «Yo no soy el Mesías».
21 «¿Quién eres, entonces?», le preguntaron: «¿Eres Elías?». Juan dijo: «No». «¿Eres el Profeta?». «Tampoco», respondió.
22 Ellos insistieron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
23 Y él les dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto:
Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».
24 Algunos de los enviados eran fariseos,
25 y volvieron a preguntarle: «¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
26 Juan respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
27 él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia».
28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
29 Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
31 Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel».
32 Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo. 34 Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios».
Los primeros discípulos de Jesús
35 Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos 36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». 37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.