Inmaculada

Llena eres de gracia

La Inmaculada Concepción de María es el dogma
de fe que declara que por una gracia especial de Dios,
ella fue preservada de todo pecado desde su concepción.
El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX
el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.

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Inmaculada

Todos los descendientes de Adán y Eva sufrieron y cargarán con las consecuencias del pecado original cometido por sus primeros padres. Heredamos este pecado en nuestra concepción. Como católicos, creemos que la redención es posible para nosotros solo a través de la participación en el misterio pascual de Cristo.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica (404, 281): El pecado (primogénito -recordatorio del autor) será transmitido a toda la humanidad mediante el nacimiento, es decir, por transmisión de la naturaleza humana desprovista de la santidad y la justicia originales. Por lo tanto, el pecado original se llama análogamente "pecado"; es un pecado "contraído", no "cometido", es un estado, no un acto.

Desde el momento de su concepción, María fue preservada no sólo del pecado original, sino de cualquier pecado que pudiera haber cometido.

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Papa Pío IX

Dogma

La declaración teológica en forma de dogma de fe sobre la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María (en latín Immaculata Conceptio Beatæ Virginis Mariæ). Esta fue anunciada el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX en la Basílica de San Pedro en Roma. Se realizó en presencia de 54 cardenales y 140 arzobispos y obispos. El documento define un estado especial de santidad que es privilegio de María de Nazaret.

Leemos en él, entre otros:

(...) anunciamos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María desde el primer momento de su concepción - por especial gracia y privilegio de Dios Todopoderoso, por los méritos previstos de Jesucristo, Salvador de la humanidad- se ha conservado intacta, desde el primer momento de su concepción, de toda mancha del pecado original. Esta es la verdad revelada por Dios, y por eso todos los fieles deben creer en ella persistentemente y sin vacilación.

Así, quien niegue esta verdad, se apartaría de la comunidad de la Iglesia, se convertiría en apóstata y culpable de herejía.

En el siglo XIX se registran tres intervenciones de María sobre la verdad de su inmaculada concepción. Incluso antes de la proclamación del dogma en París en la calle du Bac en 1830, Santa Catalina Labouré experimentó una revelación de María. La Madre de Dios entonces ordena acuñar una medalla especial. En el anverso es para presentar la imagen de María con los brazos extendidos hasta el suelo (símbolo de las gracias que fluyen) y con una serpiente debajo de sus pies y con la inscripción alrededor: "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti". En el reverso, la cruz con la inscripción IM (“Immaculata Maria” - María Inmaculada) y dos corazones: uno con espinas, el otro atravesado por una espada.

Cuatro años después de la proclamación del dogma, María reafirmó sus registros durante las apariciones de Lourdes, presentándose a Bernardet Soubirous: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

El 1 de julio de 1877, durante su aparición en Gietrzwałd, a una de las videntes, Justyna Szafryńska, le dijo: "Soy la Santísima Virgen María, la Inmaculada Concepción".

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La medalla milagrosa

El dogma sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen María no es reconocido por las iglesias protestantes, mientras que en la Iglesia Ortodoxa se profesa universalmente la verdad sobre la Inmaculada Concepción de María.

En la cultura occidental, a partir del siglo XV, la Inmaculada es representada como la Mujer del Apocalipsis, "vestida de sol".

Las imágenes de la Virgen Inmaculada relacionadas con las apariciones de Lourdes gozan de gran popularidad desde el siglo XIX. Un siglo más tarde con las apariciones en Fátima y Medjugorje.

Vista histórica

En el siglo VII en la Iglesia griega, y en el siglo VIII en la Iglesia latina, se instituyó la Fiesta de la Concepción de María.

En 1477, el Papa Sixto IV instituyó en Roma la Fiesta de la Concepción de la Inmaculada. Desde la época de Pío V (+ 1572), comenzaron a celebrarse en toda la Iglesia Católica.

En 1546, el Concilio de Trento, enseñando sobre la universalidad del pecado original, En 1546, el Concilio de Trento, enseñando sobre la universalidad del pecado original, hizo una salvedad de que no se refería a la persona de María. Fue un apoyo inequívoco a la convicción de que la libraría de los efectos del pecado de sus primeros padres. Pío V, el dominico que implementó las disposiciones del Concilio, en la Bula Super Speculum (1570) recordó las disposiciones de Sixto IV de hace cien años y también prohibió su discusión, excepto las discusiones académicas.

En 1617, el Papa Pablo V prohibió la expresión de opiniones públicas contrarias a la fe en la Inmaculada Concepción de María, y Gregorio XV en 1622 extendió esta prohibición también a los escritos privados.

En 1708, el Papa Clemente XI hizo válida para toda la Iglesia la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre.

En 1879, el Papa León XIII elevó la fiesta de la Inmaculada Concepción al rango de primae classis dúplex (rito de primera clase) y la extendió a toda la Iglesia.

En la tradición oriental, solo se adoptó un tipo de íconos en el siglo X, que representan la reunión de los padres de María -San Joaquín con Santa Anna, en la puerta de oro de Jerusalén. Porque en ese momento, según los teólogos ortodoxos, estaba por llegar el momento de la concepción de María.

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El encuentro de Anna con Joachim en el Golden Gate – Giotto